sábado, 29 de diciembre de 2007

El Día, 16 de Enero de 1890

La popularidad de “El Día”

En la calle no se pregona otro diario; El Día, El Día, es el grito repetido de los muchachos que se dispersan por toda la ciudad a todo correr. A este grito responden de este balcón, de aquella puerta, de la ventana de más allá, gentes de todos pelajes, aristocráticos y populares, que se apresuran a recibir el diario de moda. Sólo alguna vieja de hábito que morirá con ella toma La Tribuna. Sólo algún constitucionalista empedernido pregunta por La Razón.

En los cafés El Día sobre todas las mesas. En los trenes, El Día en todas las manos, en los bancos de las plazas públicas, gentes que leen El Día. Nunca diario alguno adquirió en este país tanta popularidad con tanta prontitud. ¿Puede darse una prueba más evidente del prestigio de las ideas que sostiene?.

El Día cuenta actualmente con un número de lectores tres veces más grande que el de cualquier otro diario, sin exceptuar al que tenga mayor circulación. Calculando a razón de cinco lectores por cada ejemplar que sale de la imprenta y teniendo en cuenta que su tiraje asciende actualmente a cinco mil quinientos ejemplares, resulta que el número de sus lectores asciende a veintisiete mil quinientos. La Tribuna Popular, poniéndose mucho o calculando sin dudar a razón de seis lectores por ejemplar, hacía ascender a diez mil el número de los que la leen todavía. Calculando de esa manera, serían treinta y tres mil los lectores de El Día.

Asombra a la verdad tanta popularidad en tan escasos días, y hace prever que El Día tendrá antes de un mes, un tiraje que no podía sospecharse. A las personas que duden las invitamos a pasar por nuestra administración a la hora en que se imprime el diario. Le apostamos a que no hacen igual invitación los otros diarios de la tarde.

jueves, 27 de diciembre de 2007

El Día, 19 de Diciembre de 1889

"El Día"

El Día no es una empresa comercial: es una empresa política.

La administración no es en El Día, como sucede en más de uno de los colegas de la tarde, la conciencia del diario. Estemos ahora, como hemos estado siempre antes, más atentos a las ideas de nuestra propaganda y a la influencia que ella ejerza que a los cobres de la caja. No haya cuidado de que tengamos contra nuestra íntima voluntad, al frente de nuestra hoja, a persona alguna que nos inspire repulsión, porque así sea conveniente. No haya cuidado de que sacrifiquemos los intereses públicos ni la buena reputación de algún amigo querido.

Es el caso que queríamos hacer notar a nuestros lectores que El Día, diario fundado con un propósito primordialmente político, se venderá desde hoy en la calle por la mitad del precio de los otros diarios del mismo formato. Al tomar esta medida nos ha impulsado el deseo de ponerlo fácilmente al alcance de todas las clases sociales, y la consideración de que si el favor público le fuera dispensado ese precio bastaría para sostenerlo desde que no aspira a realizar pingües ganancias. Quedan pues avisados los lectores de El Día contra las vivezas de los muchachos revendedores.